El medio ambiente y yo

por Lyhelis
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uantas veces he escuchado la frase “tené paciencia” o “sé tolerante”; no sé si a vos te pasa igual, yo siempre me pregunto: ¿Cómo ser tolerante? O ¿Cómo tener paciencia? Y utilizo cómo porque esa es la pregunta que viene a mi cabeza, sin embargo, la pregunta más común desde los 2 años de edad del ser humano es: ¿Por qué? Y es muy acertada, ya que deseamos entenderlo todo, tener una explicación que justifique lo que nos ocurre; teniendo esa respuesta, hacemos que nuestro cerebro se “relaje”. Como cuando tenemos un dolor, pero no sabemos por qué nos sentimos tan mal, vamos al médico, nos conceptualiza con un nombre extraño lo que tenemos (en ocasiones ni lo podemos pronunciar) y con la asignación del tratamiento nos quedamos tranquilos, puede ser algo “viral”, es decir, igual no sabemos que es, pero por alguna extraña razón nos da calma.

Después de un tiempo, he aprendido que el por qué o la causa de lo que sucede, en solo un placebo para mi mente intrigada y curiosa, la verdad el por qué no es realmente importante hoy por hoy en mi vida, interiorizando esto, he descubierto que es más trascendente encontrar la forma, el método, la manera de salir o superar una situación en particular, de pasar a otro nivel de conciencia; Y es ahí, cuando cobra relevancia y poder una sola pregunta en mi vida: ¿Cómo?

Si analizamos juntos(as), desde maternal nos llevan de la mano, enseñándonos como escribir, como ir al baño, como tratar a nuestros semejantes y a los mayores, como se debe comer, como bailar, como hacer una manualidad… Pero en algún momento del camino, ese cómo deja de ser una enseñanza y se conveirte en un adiestramiento, en el que nos condicionan para actuar de X o Y manera, casi de forma reactiva, y en su mayoría el único “por qué” que encontramos para ese actuar es una frase autoritaria: “Por que yo lo digo”. Les hes familiar? Y estoy convencida que eso detona algo en nuestro cerebro y nos estimula a preguntar muchas más veces “Por qué”, restandole atención al “Cómo”.

Y es normal, los por qué de cierta circunstancia, nos llevan a filosofar y a darle vuerltas en la cabeza, es decir, si vos sentís una molestia en tu zapato y te preguntás “por qué”, pasarás un buen rato cuestionándote entre las varias opciones que pueden provocar tu incomodidad. Sin embargo, si te preguntas ¿Cómo me quito esta molestia?, es muy probablemente que te quités el zapato, lo sacudas y volvas a ponertelo. El cómo nos impulsa a tomar acción, dejamos de filosofar sobre la piedra en el zapato y terminamos resolviendo la cuestión de una vez.

En muchas ocasiones, las vida nos pone más de una piedra en el zapato, piedras con cara de necesidades, con cara de malos ambientes laborales, con cara de violencia familiar, piedras con cara de traición de un amigo o de frustraciones, es que siempre hay basuritas en el camino, es inevitable, dependerá de nosotros y de las preguntas poderosas que utilicemos para tomar decisiones acertadas. ¿Por qué a mí? Es una de las preguntas más utilizadas en momentos de crisis; en mi experiencia, esa pregunta se resuelve con un: Y ahora, ¿Cómo salgo de ésta?

Bienvenida(o) a mi mundo del “cómo”, te aseguro que encontrarás más satisfacciones en las respuestas a esa pregunta, pues te dará la oportunidad de continuar, a plenitud, disfrutando del proceso. Las razones y los por qués los entenderás con el tiempo, cuando hayas puesto en acción el “cómo”.

 

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