¡Todo tiempo presente es mejor!

por Lyhelis
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“En el momento que dejas de pensar en lo que puede pasar,
empiezas a disfrutar de lo que está pasando”

Anónimo


Desde que tengo uso consciente de la razón, creo en mi presente historias futuras, a las que he llamado sueños. En la medida que he ido creciendo (y madurando) he convertido esos sueños en metas, y a esas metas las he acompañado de acciones concretas para llegar a lograr su eficiente cumplimiento.

Hasta cierta etapa de mi vida, ese proceso sistemático y secuencial, me había dado resultados. Sin embargo, al llegar a los 30´s empecé a soñar con crecimiento personal: romper patrones, vivir en abundancia, despojarme de las creencias limitantes, practicar la comunicación asertiva, despedirme de los juicios de valor, reconocer mi poder personal y vivir la transformación… -sin darme cuenta- ¡Anhelaba trascender! Y mi vida empezó a “temblar”.

En especial desde hace unos 2 años, podía proponerme objetivos particulares, planificar y ejecutar acciones concretas y las metas materiales no se cumplían. El entorno no sumaba, el fracaso o éxito no dependían de mí, sin embargo me sentía culpable. Como si el Universo se esmerara en que yo aprendiera en carne propia sobre la resiliencia. Y Ustedes me dirán, ¿Cómo puede ser eso enriquecedor? ¿O agradable?

Y en realidad, en ese momento, no lo era… renegué varias veces por lo vivido, me quejé, rechacé mi realidad, afirmé llorando que “anhelaba estar en otro escenario de vida”. Me enojé conmigo, con mi entorno, con mi suerte y hasta con Dios. No entendía por qué me pasaba todo eso a mí. ¿Te has sentido alguna vez así? A éste momento le llamo “punto de quiebre”, o cambias de una o lo negás, te hundís, tocas fondo y resurgís.

Yo llegué al punto de la depresión. Sí, esa mujer alegre y entusiasta, sufría “depresión activa” ¿La conocen? También la llaman: “depresión reactiva” o “trastorno adaptativo”. Es silenciosa, pero te come las ganas de vivir. Al leer sobre ésta condición mental, descubrí que existen momentos de la vida más propensos a esta patología, por ejemplo en: pérdidas materiales, rupturas amorosas, desempleo, muertes cercanas, conflictos familiares o sociales y cambio de domicilio”. La Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental señala que el 50% de los migrantes padecen esta condición”, producida por las experiencias de abandono, tristeza, soledad y desarraigo. ¡Ahí estaba mi respuesta!

Me asusté, y supe que no podía sola, busqué a mi psicóloga, me acerqué más a mi familia y pedí ayuda a algunas amistades, me refugié emocionalmente en mi novio y físicamente en el ejercicio, pero nada era suficiente… hasta que llegó a mi vida el mentoring, justo a despertar mi liderazgo de forma integral, desde las propias entrañas para asumir mi responsabilidad.

Me abrió la mente a un mundo nuevo, dejé por un momento las preocupaciones personales, y me prometí liberarme de expectativas (aunque reconozco que no fue nada fácil, aun trabajo en ésta promesa). Lo primero que aprendí en el proceso de certificación como mentora fue que para vivir la experiencia necesitábamos “vaciar la mente”, esta es una frase un poco utópica, la mente nunca está quieta, ni vacía, siempre tiene contenido saltando de un lado a otro. Sin embargo, era un llamado a despojarnos de pensamientos recurrentes, de juicios, para vivir en armonía el proceso.

Psicólogas especialistas en mindfullnes nos entrenaron paulatinamente con técnicas de respiración, comunicación no violenta, inteligencia emocional, empatía y liderazgo. Aprendí sobre la técnica del
Heartmath
, y cómo la meditación y el pensamiento positivo intencional logra cambiar las vibraciones de tu cuerpo, me entrené en herramientas de coaching, en las que practiqué e interioricé el rol de “mentora” y “mentee”. Trabajé “objetivos estimulantes”, me volví experta en “preguntas poderosas”, en la práctica de la “pausa”, en la técnica del “rapport”; gracias a ese proceso descubrí que puedo conscientemente empatizar con mi público a través de la “escucha atenta” y la “comunicación asertiva”.

Y sin darme cuenta, mi vida fue tomando sentido, a diario tenía un propósito: llevar a la práctica personal lo aprendido, interiorizarlo y conectar con la magia en mi interior. Aunque dolía cantidad, el cambio era real, por eso lo comparto con Vos, porque sé lo que me costó, sin embargo sé que con el acompañamiento técnico-emocional y la constancia, ¡Sí se puede!

A su vez, llegaron a mi vida libros con una energía transformacional que aprovecho a compartirles: “Siddhartha” de Hermann Hesse. “Compasión” de Osho. “El Poder del Ahora” de Echart Tolle fue uno de ellos. “El Poder está dentro de Tí” de Louise Hay. “Desafiar la gravedad” de Caroline Myss. “El hombre en busca de sentido” de Víctor Frankl, entre otros.

Estaba “quebrada”, lo sé, sin embargo, conecté conmigo misma de formas inesperadas, íntimas, profundas. Descubrí en medio de mi vulnerabilidad una valentía que desconocía, una claridad sobre el estilo de vida que anhelaba nunca antes identificada, una seguridad en mi poder como ser humano inexplorada. Me di cuenta que estaba llena de experiencias, de logros, de metas y títulos, pero ninguno llenaba mi vida como éste período de incertidumbre lo había hecho.

Y fue en el caos más grande, que viví mi sueño de transformación y descubrí un nuevo significado para mi vida presente. Sí, mi vida, ese regalo maravilloso de SER y ESTAR. Estamos enfocados en los sueños, en un futuro inexistente, en un pasado cargado de cuestionamientos y culpas, que descuidamos lo más valioso que tenemos: éste instante, el momento justo en el que inhalamos y exhalamos.

Y si has llegado hasta aquí, quiero agradecerte,
porque has dedicado los últimos minutos de tu vida a leer, empatizar y crecer conmigo.
Es por seres humanos como Vos que sigo escribiendo.

En lo personal he aprendido a no darle más valor de lo que tienen ciertos acontecimientos o circunstancias, he aprendido a volver a Mí en cualquier momento o escenario, he aprendido a no entrometerme en la vida ajena, a no querer cambiarle la vida a mi entorno -solo porque creo que así serán más felices-, he reconocido que lo mejor de ésta vida ha sido estar viva, contar con salud, ponerme al servicio, observar mis bioemociones, creer en la mujer (en sus diversos roles), tener una red de apoyo incondicional, soltarlo todo para rescatar solo lo más valioso -limpiar-.

Te comparto mi historia, porque lo que pasé no duró unas semanas, ni me impulsó el hecho de que era fin de año; yo siento que fue inesperado, aunque todo venía “cocinándose” desde hacía tiempo, desde esa primera intención imperiosa de cambio y crecimiento personal al inicio de mis 30´s. Hoy entiendo lo que he vivido, lo acepto con gratitud y bajando los decibeles del ego, me siento más tranquila.

Sigo practicando lo aprendido, avivando mi voz vital y hoy, por medio de la lectura, te acompaño emocionalmente en el proceso que estés atravesando, me solidarizo con tu cambio, con tu duelo…  ¡No estás sola(o)! Hay personas que estamos a tu servicio y queremos que sepas que esto es parte de la transformación, pasar por el cambio genera dolor, pero la recompensa es maravillosa.

Por favor, cuida tu salud emocional, física, mental… pero sobretodo, tu salud espiritual, es ahí de donde brota el manantial de la vida. No importa lo que está pasando, conserva tu “paz interior”, te invito a explorar este concepto de forma más orgánica, por auto-observación, identificá lo que te hace bien, lo que te apasiona y despierta, lo que te llena de ganas, lo que te hace sacar una sonrisa, explora… Y justo ahí, haz una pausa y agradece por todo.

Deseo que el nuevo año renueve tus energías y traiga consigo nuevos ciclos de
paz, amor, abundancia y prosperidad.

¡Abrazos Fraternos!

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2 comentarios

Cesar Augusto Trillos diciembre 31, 2019 - 12:10 pm

Muy lindo y super interesante!

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Lyhelis Torres enero 29, 2020 - 7:06 pm

¡Gracias August!

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