Diario METRO
E
stoy segurísima que al menos una vez en tu vida has utilizado la frase: “reír para no llorar”, pues en mi caso, es más como “escibir para no llorar”, porque gracias a este don he logrado encontrar un catalizador para mi vida personal, una forma de renovar energías, de encontrar paz interior y distraerme un poco de la aburrida rutina. Y es que escribir es uno de los principales medios utilizados desde siempre para comunicarnos, es una herramienta de identificación personal, tu firma requiere que sepás escribirla (aunque también es válida tu huella digital) en caso de que no sepas hacerlo.
Pero en realidad existen cantidad de mecanismos con los que podés construir y cambiar tu propia realidad. Las decisiones estan a la puerta del día, es cosa de despertar, tomar consciencia, evaluar como anda la cosa y decidir vivir diferente. Esas metas de todos los días que venís arrastrando, el master en el extranjero, la construcción de un mejor vos, salir de esa relación enfermiza o pasar al siguiente nivel cuando las cosas van de maravilla, el cuido de tu alimentación, compartir más con tus hijos(as), aprender a ser más selectivo(a) con tu compañía, ser constante en tu rutina de ejercicios… dejamos pendiente tantas cosas, que cuando lo pensamos nos abruman.
Lo malo es que andamos por ahí, con una maleta de “deberíamos” y de “sueños incumplidos”, que solo son una lista ennumerada de pendientes, pequeñas piedritas que hemos ido metiendo a la mochila, en serio, solo de pensarlo se siente pesado. Lo has analizado antes, mientras más excusas te ponés, más te cargas. ¡No es justo… con tu YO, no te hace bien! Merecés disfrutar de una mejor vida, de actitudes más responsables con vos misma(o), más consciente. ¿Por qué estas esperando un cataclismo para vivir el cambio? ¿Necesitás un accidente para despertar y darle sentido a tu vida?
Sí, mi cambio lo vivo al escribir y no llorar (en sentido figurado), porque al hacerlo me comprometo con mis pensamientos, genero nuevos sentimientos, me brindo tiempo de calidad, porque al hacerlo disfruto muchísimo el proceso, me instalo en un sitio cómodo, pongo musiquita, me acompaño de un paisaje bonito, de agua helada o un tecito, o bien de una helada si se me antoja o de una copa de vino, me visto cómoda, alejo mi celular… y me “instalo”. Es “mi momentum”, ese espacio en el que soy feliz, sin importar mi entorno o la cruda realidad, solo yo, mis pensamientos y mis dedos tecleando sobre la computadora… es como estar en mi “país de las maravillas”, sin ser Alicia.
Si Yo puedo, Vos también podés… quizás incluso, podás enseñarme a hacerlo mejor con tu ejemplo. ¿Por qué no? Si empezas a practicar tu ideal, en algún momento estarás viviendo tu propio sueño hecho realidad. La vida es un viaje, queridos(as) amigos(as) lectores, estamos de pasadita; solo por hoy, respiremos profundamente y exhalemos todos esos miedos o excusas que no nos dejan cumplir nuestros pendientes.
Sé que el título parecía ser dramático, pero la vida está llena de tantas emociones, que se vale ser dramático (de vez en cuando), siempre que no dañés a nadie con eso… y menos a Vos Mismo(a)! Dejá de titubear, tomá acción, proyectate, salí y tomá la vida a como llega, sacale provecho, incluso a ese momento triste en el que no sabés que hacer, dejá que fluya esa lágrima retenida, ¿por qué no?
¡LI BE RA TE!