De las amistades y otros vicios ocultos

por Lyhelis
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“L

os amigos son la familia que uno escoge”, esta frase anónima es muy famosa, se ha hecho viral en redes, ¿Ya la has escuchado? ¿Le has puesto mente? Leemos y escuchamos de todo en éstos días, desde el humor sarcástico más crudo, hasta las vulgaridades con alto contenido de violencia con sonido a la que llaman “música”. Este tipo de frases respecto a la amistad toman importancia cuando sos un pequeño de 5 años y llegás a tu primer día de clases, sintiéndote como un pollito comprado; ¿Crees que los y las niñas tienen mejores “sensores” para intuir quien puede ser su amigo o amiga en esos escenarios?

Hace unas semanas estaba en una conferencia sobre nuestro “Niño o Niña Pequeña” y una de las explicaciones que nos brindaban sobre los grupos era que usualmente los y las participantes se agrupan por instinto entre sus homólogos, los hombres entre ellos, los jóvenes entre sus pares, las familias, es un tema de afinidades. ¿Será que la amistad también es un tema de afinidades?

Por ejemplo, hace muchos años ya, creí que pertenecía a un grupo de amigas, éramos inseparables, compartíamos los mismos intereses: relaciones estables de pareja, formadoras de hogares, con sobrepeso, estudiando una maestría, con buenos puestos profesionales, estabilidad económica y en “busca de la felicidad”. Sin embargo, mi vida dio un giro un poco brusco en aquel momento, y dejé de tener una relación de pareja, incluso me quedé sin trabajo, me operaron 2 veces ese año, y a como era de esperarse, los intereses de vida dejaron de ser los mismos. No había terminado ese año, cuando mis “mejores amigas” prácticamente me sacaron del grupo.

Yo logré entender que una puede elegir querer a alguien y darle un título, pero que eso no hacía que la otra persona correspondiera a todas esas muestras de cariño. Pero nada pasa por casualidad, terminé ese año con personas valiosas a mi alrededor, personas que sin ser semejantes a mí en su estilo o rutina de vida, tenían valores similares, que profesaban con el ejemplo. Tenían respeto por la opinión ajena (en general), no hablaban de nadie a sus espaldas, trataban con equidad a su entorno y ante todo eran seres humanos genuinos, con dificultades personales –como todos y todas-, pero honestos consigo mismos.

La amistad se basa en la honestidad, si no somos honestos con nosotros mismos, no tendremos ese valor para compartirlos con otros, podremos aparentar, pero tarde o temprano, algo hará que todo salga a relucir y se note la deshonestidad y con ella, la falta de amistad.

Si analizaramos, hay cantidad de casos, imaginen cuántas veces has confiado a tu brother del alma un secreto, y te das cuenta que alguien más lo sabe. O cuando tu “amiga” ha andado emitiendo juicios sobre tu vida privada con otros amigos del grupo. O cuando tenés problemas en tu relación de pareja y hay una mejor amiga que abraza y conforta a tu esposo o esposa. Cuando una oportunidad profesional les pone en la situación competitiva y alguna de las partes se incomoda. Cuando ya no salimos a tomar, porque siento que no me hace bien y ya no compartimos ese espacio. Cuando se vive una separación o un divorco, y tus amigos eran sus amigos. O cuando incluso llegamos a la conclusión de que nuestra pareja nunca fue en realidad nuestro(a) amigo(a).

Siento que si estas cosas pasan, es quizás porque andamos el radar un poco atrofiado, es decir, llenamos nuestro tarro de la amistad (que anda un poco vacío), con el o la primera que nos brinda tiempo o espacio, sin que ese ser humano sea realmente un “amigo” o “amiga”. Aquí es donde aparecen los “vicios ocultos”, lo que nadie cuenta pero que aparece con el tiempo y la convivencia. Nosotros elegimos, pero mientras más adultos somos, menos aplicamos ese instinto infantil que puede acercar a 2 criaturas de 5 años en el preescolar. Quizás porque todo viene matizado con un legado de temores, y vemos a esas amistades como refugio personal, es decir, personas que conocen lo que otros ni imaginan.

Quizás, vale la pena tomarnos un tiempo, reconocer a los y las buenas amigas, agradecerles por estar y ser tal cual son con nosotros. Y elegir mejor nuestra escala de valores al seleccionar con quien compartimos nuestro tiempo, por nuestra salud mental, espiritual, física y emocional.

 

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3 comentarios

Jimena enero 9, 2020 - 5:27 am

Muy buen aporte. Gracias por compartirlo.

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Rosales Yahaira abril 6, 2020 - 12:03 am

Esta genial Buena informacion. Un cordial saludo!

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Alfaro Edilson abril 11, 2020 - 12:35 am

Muy buen aporte. muy recomendable! Hasta la proxima!

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