¿En qué decidimos invertir el tiempo?

por Lyhelis
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S

on muchas las tareas y obligaciones que asumimos a diario, en diferentes ámbitos de la vida, y nos la pasamos diciendo cosas como: ¡No tengo tiempo! ¡Necesito más de 24 horas al día! ¡No doy abasto! ¡En qué momento se me ocurrió decirle que sí! Y es que, usualmente, llevamos la vida muy rápido, como “carreta en bajada”, solo porque creemos que eso es lo mejor y que esforzándonos y sobre demandando a nuestro cuerpo, vamos a lograr lo que queremos.

Y sin ánimos de filosofar mucho, ¿realmente sabemos lo que queremos? o ¿por qué hacemos lo que hacemos?; y, ¡de qué va este cuestionario! Bueno, el punto es que en dependencia de lo que deseamos o anhelamos, le pondremos la dosis adecuada de pasión e imaginación para que todo funcione. Sin embargo, son muchos los roles que desempeñamos y ellos traen consigo actividades que debemos desarrollar, poniendo a prueba nuestra motivación.

Y en realidad, a diario, ¿cuánto de lo que hacemos lo decidimos? ¿Tenemos consciencia de lo que hacemos en el día o actuamos por inercia? El otro día estaba con una colega en una reunión, y me encantó que sacó una libretita larga con un “To Do List”, (en español, “Cosas Por Hacer”), y eso me hacía pensar en cuánto planifico con certeza mis días y cuántos otros días son inciertos y en automáticos, resolviendo los clavos que surgen.

Para escribir el presente artículo me puse a consultar, en qué invierten el tiempo mis amistades más cercanas, y obtuve todo tipo de respestas, muchas ligadas a los roles de vida elegidos; algo así como: Invierto parte de mi tiempo: “en el trabajo”, “en casa”, “disfrutando de mis hijos”, “compartiendo con las amistades”, “en una buena noche desconectada”, “en mi celular”, “con mi madre”, “en reuniones”, “viendo a mi Abuela”, “en las pasarelas”, “en un cafecito”, “conmigo mismo”, “en la U”, “con mi hermana”, “con mis amigos(as)”, “llenando informes”, “perdiendo el tiempo”, “en redes sociales”. Y varios respondieron con extrema honestidad diciendo: “en esperar que sea viernes”, “aparentando ser feliz”, “en hacer feliz a mi mujer”, “en lograr mi propósito de vida”, “satisfaciendo mis necesidades básicas”… ¡y hasta ahí la voy a dejar! Los demás se salen del contexto permitido por el diario… ji ji ji

Y es que, todos tenemos derecho a invertir nuestro tiempo en lo que nos plazca, sin excepción alguna, solo que me queda una duda… ¿cuánto de eso lo hacemos por nosotros mismos, no por que alguien lo está esperando? Es que tenemos la tendencia a caer en la debilidad de complacer a los demás, de hacer feliz a nuestro entorno antes de pensar en nuestra propia felicidad, en satisfacer y llenar las espectativas ajenas, para evitar “el que dirán”.

Tener vida quizás no es nuestra decisión, por nuestra fe, tenemos la certeza de que al irnos a dormir despertaremos a la mañana siguiente, aunque podríamos no despertarnos. Sin embargo, sí podemos decidir cómo vivir y en qué invertir nuestro tiempo. ¡Pensala! Si vieramos menos el facebook y nos escucharamos más a lo interno; si revisaramos menos instagram y conversamos más con nuestras amistades; si trabajaramos menos y dedicaramos tiempo para cubrir las horas de comida o nuestro descanso; si abrazamos a esa almohada preferida cuando deseamos un acurruco, de la misma forma en la que nos atrapan los estímulos externos; pues, quizás, fuesemos mas felices.

¿Será el balance el reino perdido? Esa búsqueda de armonía es lo que desea el ser humano, el equilibrio para el cuerpo, el alma, la mente, el espíritu quizás sea el anhelado paraíso. ¡Dale vuelta, no te quedés como un autómata, decidí en qué invertís tu tiempo!

 

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