Lyhelis Torres: Vengo en son de Paz

por Lyhelis
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n éstos días los nicaragüenses, en todo el mundo, vivimos momentos de incertidumbre, hay un desborde de información, emociones a flor de piel, sentimientos encontrados y una profunda tristeza arraigada en nuestros corazones. No ha habido día en el que la piel no se me erice o en el que las lágrimas no se me corran solas sobre las mejillas.

Las redes sociales estan desbordadas, si hace unos meses hablabamos del ciberbulling, hoy puedo afirmar cuando poco, que hay una guerra digital librándose entre nosotros. Los valores han quedado guardados en el armario, los insultos, las luchas pasionales y la defensa del pensamiento ha sido el día a día. En lo personal he optado por compartir en espacios más cerrados, en unirme a las cadenas de oración, en retomar la interacción 1 a 1 y en practicar la comunicación asertiva, no reactiva.

Hace años vengo construyendo una versión diferente de mí misma, y les he compartido en diversos escritos sobre esta práctica constante para ser alguien que observa, que escucha, que empatiza con su entorno, que asertivamente se comunica, que evita adoctrinamientos, que cree en el cambio, en la transformación, en la espiritualidad y en la fe humana. Hoy, con algo de dolor, vuelvo a conectar con ese propósito personal, de querer tocar a más seres humanos, en quienes pueda generar valor agregado, para que construyan intencionalmente una mejor versión de vida.

Es como ésta frase que tanto amo: “solo podemos dar lo que tenemos”, es decir, de lo que habite en el corazón, hablará mi boca (o quizás deba decir: “digitarán mis dedos” o “publicaré en mi muro”). Es que todos queremos un mundo diferente, pero el trabajo debe empezar en Uno(a) Mismo(a); se imaginan lo hermoso que sería si tuvieramos más coherencia entre lo que sentimos, pensamos, decimos y hacemos, impulsaríamos un nuevo modelo de vida, más consciente, más humano, más responsable. Pero no solo de palabras, sino de actos, de pequeñas acciones transformadoras que empiezan desde mi ser, a lo interior, con humildad, reconociendo lo que no está bien, lo que no es funcional, lo que debo cambiar.

Hace unas horas, luego de días de protestas civiles en mi país, de tener el corazón en la boca, de no poder dormir, una amiga me preguntó en un grupo: “¿Por qué no has estado activa en FB con todo esto…?” Y mi respuesta fue: “he estado activa en otros espacios de comunicación… no quiero figureo, ni sacar provecho de una situación de dolor… hay mucha confrontación y alto grado de violencia cibernética”. Y ha sido difícil no postear, pero las reacciones me detienen, ¿lo han notado? el que está a favor es atacado, el que está en contra es amenazado, mejor abrazo mi criterio y apoyo físicamente en lo que puedo, sin contarlo a nadie.

Desde el negocio, hemos tenido que suspender las publicaciones programadas en redes sociales, cancelar la publicación de los artes creados para esta semana en honor al día de la tierra o al día del libro, por que en lo personal, no me veo celebrando cuando mi tierra llora y clama por paz.

No todos(as) tenemos el don de la serenidad, no todos(as) sabemos reaccionar en momentos de crisis, no todos(as) logramos manejar nuestras emociones para que éstas no exploten como volcán en erupción, chorreando de lava al que está a nuestro lado; la autogestión y el autocoaching son un arte que requiere de mucha práctica, que en éstos momentos nos sería útil conocer; ante esto, el silencio es un aliado, la prudencia hiere menos que una palabra cargada de odio o dolor. He visto con admiración los reportajes de las madres de algunos héroes, y a pesar de su llanto, transmiten en su mensaje un hálito de paz.

Yo aquí no escribo sobre partidos, ni sobre ideologías políticas, escribo sobre la responsabilidad que tenemos de vivir el cambio desde adentro, sin esperar que alguien más nos haga el trabajito. Es a lo interno que se viven las más grandes revoluciones humanas, es cuando te sobreponés a tus propios miedos y vencés los esquemas en los que creciste que aprendés a respetar tu propio criterio, es cuando tu corazón puede abrazar al que piensa diferente, cuando no personalizas la opinión de un tercero, cuando tu nivel de paz se demuestra con ejemplo, sin reacciones violentas.

Éste es mi sueño: “sentir, pensar, actuar y ser diferente”, ver a mi entorno de forma sana y amorosa, aunque no esté de acuerdo con lo que miro. Ser ecuánime y recordar que todos somos seres humanos, que merecemos con tolerancia, un trato igualitario y el respeto a nuestros derechos humanos.

 

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Arys noviembre 23, 2018 - 4:21 am

Hola Lyhelis, fue un gusto conocerte hoy en el Impact Hub, saludos.

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